jueves, 8 de enero de 2009

Bebiendo de su propia medicina (o veneno)

Hagamos un ejercicio contrafáctico. Supongamos que García no pasaba a la segunda vuelta y presidente del Perú sería Ollanta Humala o Lourdes Flores. Las bancadas serían muy similares al elenco que hoy tenemos en el Congreso por tanto el nuevo gobierno no tendría mayoría contundente. Ante esa evidencia nos preguntamos ¿Cómo estaría actuando el APRA como oposición? ¿La actitud de García sería comprensiva y benevolente o incendiaria e intolerante? A la luz de los datos históricos, el APRA se encontraría incendiando la pradera y de haber sido Humala el Presidente tengan la seguridad que en complicidad con otros poderes fácticos -interesados en seguir haciendo lo que les da la gana- de hecho que estarían buscando la vacancia presidencial. Apelarían al derecho constitucional a la protesta y llamarían a la insurrección nacional. Para ello harían que sus ancianos venerables den cuanta entrevista sea necesaria para hablar de lo legítimo que es protestar. Movilizarían sus bases a nivel nacional y utilizando la escopeta de los dos cañones formarían opinión para desestabilizar. Esto que parece una exageración es lo que hacía el APRA con García a la cabeza cuando Alejandro Toledo era Presidente del Perú. Exageró los errores personales del anterior Presidente para llamar a la incapacidad moral. Movilizó a sus 12 presidentes regionales para la protesta e hizo de la necesidad provincial un drama inmediato e impostergable a solucionar. Se unió con la CGTP para promover un paro, que fracasó, y en su desperación propinó una patada a un humilde ciudadano. Ahora que son gobierno intentan descalificar la protesta regional que ellos utilizaron en su máxima expresión. Por eso ni el presidente ni su premier tienen autoridad -moral o política igual da- para descalificar la actual movilización provincial por una sencilla razón: a diferencia de las "protestas" apristas que eran sin sentido y notoriamente políticas, la protesta regional de hoy sí es defensora de derechos correctamente ganados o reivindicativa de asuntos locales. Si Ollanta habría ganado hace rato Alan le habría propinado una patadita.




Ahora dejemos de lado el análisis contrafáctico volviendo a la realidad. Los problemas hoy suscitados son consecuencia directa de la actitud del actual gobierno de acudir -en el inicio de su mandato y con el Premier a la cabeza- a cuanto levantamiento había en el país. No hubo insultos en Cajamarca al principio. Tampoco en Moquegua y Cuzco. De repente los altos personeros apristas no insultarían a las autoridades regionales de Loreto y Ucayali hoy en protesta, si es que en esos lugares estaría localizada una empresa minera. De repente el insulto lo cambiarían por la visita inmediata. Pero no siendo así el gobierno de García tiene que entender que todo lo que pasa es fruto de su inmensa improvisación e incapacidad para gobernar un país que quiere menos palabras, menos conferencias de prensa y condecoraciones y más acciones que nos beneficien a todos. Y en medio de todo esto la actitud arrogante de Chile que se sigue burlando de la debilidad del gobierno aprista y que juega con nuestros límites de frontera mientras nosotros, con el Congreso peruano a la cabeza, le concedemos un TLC que sólo beneficia a ellos y que nuestros parlamentarios reconocen que no han leído.
(Fotomontaje:Optik)


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