sábado, 10 de enero de 2009

Y sigue la caida imparable


Un nuevo sondeo, esta vez de CONECTA Asociados, reafirma la tendencia descendente de la popularidad del presidente García. Sólo el 32% lo aprueba en la capital. Esto nos permitiría inferir, a partir de cifras para el interior del país, que a nivel nacional estaría, puntos más puntos menos, en el orden del 20%. Es decir, por más que sus amigos indiquen que su popularidad va en ascenso, los datos de la calle los estrellarían con la realidad. Sin embargo en medio del drama, no podía faltar la parte tragicómica. Tratando de darse ánimos el presidente García ha declarado que el país no se gobierna en base a encuestas. Es decir la persona que más ha utilizado las encuestas para desestabilizar, a tal punto que tenía una afín, la popular IDICEALAN dice que las encuestas no interesan. La persona que alojó en su local partidario a gente de Patria Roja o filosenderistas y que desfiló con ellos en el paro del 14 de julio del 2004 dice que las protestas no interesan. Que tal contradicción. Aún está fresco el recuerdo de sus declaraciones críticas y ácidas cuando de popularidad del presidente Toledo se trataba. En esas épocas él y sus compañeros llamaban a la insurrección popular pues, decían, el mapa político había cambiado y, por tanto, el régimen había perdido legitimidad. Pero el Dr. García se autoengaña cuando le echa la culpa a la mal llamada reforma educativa (que como va será insostenible). La culpa de las protestas es que dijo No al TLC y lo impulsa, dijo sí al retorno a la Constitución del 79 y no lo ha hecho, libre desafiliación a las AFP y ha dado una ley engañadora, impuestos a las mineras y lo cambió por un mísero óbolo, prometió acabar con los services, que él creó hace 20 años y tampoco lo ha hecho. Independientemente de sí estamos de acuerdo o no con sus promesas el asunto es que no las ha honrado. Engañó para poder ganar y simplemente no ha cumplido. Por tanto las exigencias continuarán así el gobierno pretenda no ver la realidad. García en la primera vuelta con las justas obtuvo un nivel superior al 20%. La gente votó por él por ser el mal menor, no porque tuviera confianza en su gestión. El descenso de su popularidad se debe fundamentalmente a que la gente se está dando cuenta que no ha cambiado, que reina la incompetencia y que la corrupción, en este gobierno, es un estado normal de las cosas. Estos aspectos sí comprometen el futuro de la estabilidad del país. El gobierno se autoengaña con facilidad. Creen que la calma lograda a fuerza de las actuales negociaciones seguirán en el próximo semestre. No creo que sea así. Las fuerzas opositoras, entre ellas las radicales, sólo están tomando un aire. Aún más, la soberbia gubernamental y la ceguera abonarán, a la luz de la historia, en más violencia, y así el país será pagano del gobierno del Mal Menor. Cuando la gente perciba que los precios no bajan, que las promesas no se cumplen, y que los ingresos descienden, volverán las protestas. Y si para enfrentarlas vamos a tener al mismo gabinete, las mismas actitudes y menores recursos presupuestales pues ya sabemos: los cuatro años por venir serán muy pero muy largos. Y mientras el presidente dice que no le interesan las encuestas, sus compañeros, desesperados, reparten folletos en Lima con datos de encuestas de empresas como IDICE e IMA con porcentajes que ya envidiaría Fidel Castro.
Juan Sheput




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