jueves, 8 de enero de 2009

Fujimori: ¿Amenaza política o psicológica?


Pareciera que el gobierno está al borde de un ataque de nervios.Notoriamente disgustado, no sabemos si por levantarse temprano o por algunos titulares de la prensa, el presidente García ha dicho hoy que las advertencias de Keiko Fujimori constituyen "una amenaza psicológica" ante la cual hay que reaccionar con serenidad y firmeza, cuando no con calma. Contradictorio el presidente. Por una parte es él el que pareciera estar muy disgustado con el curso de los acontecimientos y sus respuestas a algunos reporteros en la conferencia mañanera de hoy demuestran una intolerancia poco digna de aquel que reclama tranquilidad en estos momentos cruciales. No nos sorprende su actitud.
Por un lado el presidente, que como sabemos es culto, debe saber que lo de Keiko Fujimori es una amenaza política que se vuelve psicológica dependiendo de la estructura psíquica de los sujetos que se vuelven vulnerables ante la misma, sea por su pasado, por sus incorrecciones, por sus faltas de transparencia, por sus corruptelas, por sus malos manejos, etcétera, etcétera. El sujeto corrupto, por ejemplo, es vulnerable ante una amenaza política de fiscalización extrema y allí, con su angustia, lo político deviene en psicológico.



Sabemos que a lo que más temen muchos, no sólo miembros de este gobierno, es a que Fujimori con sus declaraciones o pruebas demuestre que también fueron parte de la corrupción que asoló al país en los 90. Y obviamente allí juega un papel importante el equipaje de Kenya, un equipaje de videos y audios que uibicó, luego de una búsqueda desesperada, en la "visita" con fiscal falso que hizo a la casa de la esposa de Vladimiro Montesinos.
Fujimori ha demostrado ser una persona intrínsicamente cobarde. Por lo tanto de hecho va a querer compañía en la cárcel, más aún ahora en que muchos de sus compinches están -por la benevolencia de los jueces- a punto de salir en libertad. Hay que estar atento a la marcha de los acontecimientos. Es muy probable que haya un discurso hacia afuera, que trate de mostrar una imagen de lucha contra la corrupción, y por dentro se haga todo lo posible para sabotear la extradición. De allí que la conversación que sostengan en las próximas horas la presidenta Bachelet y y el presidente García es crucial y debe ser seguida con atención.


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